Una de las prácticas entre los jóvenes con el uso de tecnología es la producción de contenidos de índole sexual, principalmente fotos y/o videos íntimos.
La palabra sexting viene de la combinación en inglés de las palabras sex (sexo) y texting (texteo, envío de mensajes de texto mediante teléfonos móviles). La práctica surge del uso de tecnologías digitales y consiste en la circulación de un contenido sexual a través de dispositivos móviles (celulares, tabletas) y que se da mediante diversas aplicaciones
(Whatsapp, Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, etc.).
Vale decir, el envío de imágenes y vídeos sexuales no solo vía mensaje de texto sino, también, mediante mensajería instantánea, foros, posteos en redes sociales o por correo electrónico. De este modo, la imagen es enviada a uno o varios contactos que, a su vez, pueden reenviarla y comenzar la viralización.
Este tipo de información estará estrechamente ligada con la identidad digital de la persona que retrate, siendo por eso importante conocer las herramientas necesarias para usar la tecnología de manera responsable y, si se quiere realizar esta práctica, hacerlo de manera segura.
Esta combinación de imágenes y participación provoca distintos efectos. La producción de videos, la edición de fotos y la creatividad se encuentran al alcance de todos, a través de aplicaciones y programas muy variados. Antes de la expansión de internet, la producción de imágenes y de sonido era una actividad reservada a los grupos profesionales con conocimientos y equipos específicos. En la actualidad, muchos usuarios de internet tienen el rol de consumidores y productores en simultáneo.
El cruce entre la circulación de las imágenes y la mayor participación de los usuarios de internet puede conducir a algunos riesgos, problemas o situaciones a tener en cuenta. El sexting es una de las prácticas que debe considerarse a la hora de analizar el fenómeno de la circulación de imágenes en la web.
Las imágenes que componen el fenómeno de sexting son obtenidas, en muchos casos, de manera voluntaria. Es decir, el chico o la chica que aparece revelando su identidad es consciente de ello. O bien es el/la que se filma o fotografía, o bien da su consentimiento para que otro lo haga.
Esto no significa que exista un consentimiento para la divulgación de los contenidos.
Los jóvenes y el sexting
La permanente conexión y el uso masivo de dispositivos móviles, principalmente teléfonos celulares, genera que, desde una corta edad, los chicos y las chicas tengan acceso a la recepción y al envío de imágenes y videos. A esto se suma que la adolescencia tiene una relación directa con el despertar y la curiosidad sexual. Por eso, la posibilidad de expresar deseos y fantasías sexuales mediante la tecnología es parte de la lógica histórica de los jóvenes.
La instantaneidad en las comunicaciones, propia de la época marcada por internet, permite que las fotos o videos tomados sean enviados en el mismo momento y por el dispositivo más cercano y fácil de usar. La sensación de confianza y el poco temor hacia posibles riesgos, propios de la adolescencia, acentúan las prácticas de sexting, ya que los jóvenes suelen dejar fuera de su análisis los efectos a mediano plazo del envío de imágenes privadas. Asimismo, desde los medios de comunicación, y las cuentas de personas de la farándula en las diversas redes sociales, que hacen pública su vida privada, parece darse el incentivo a realizar esta práctica.
Posibles situaciones de sexting
Los escenarios donde fotos o videos con contenido sexual son enviados a través de dispositivos móviles son diversos y cambian según la edad de los protagonistas, el lugar donde viven y el contexto social en el cual están inmersos. Sin embargo, podemos pensar a grandes rasgos situaciones para comprender de qué hablamos cuando hablamos de sexting
Además, en todos los casos, existe el riesgo del robo de fotos o videos sexuales guardados en dispositivos móviles para luego publicarlos en internet. El acceso a un dispositivo por medio de un robo, de un descuido o de un hackeo es la puerta de entrada a que personas indeseadas accedan a la información guardada. En estos casos los protagonistas están de acuerdo en fotografiarse o filmarse, pero no en que este material sea enviado a terceros o sea publicado. El material privado es publicado y circula sin el control de los protagonistas, quienes ven su imagen íntima reproducirse en redes sociales y sitios web, dañando su reputación.
Los motivos por los cuales se producen estas intromisiones y/o violaciones a la privacidad e intimidad pueden ser varios, pero surge como predominante la exposición de estos registros por parte de ex parejas. Una vez que los videos o las fotos comienzan a circular, millones de usuarios desconocidos con acceso no autorizado a ese material, continúan compartiéndolo, logrando así una viralización imparable del contenido.
Cabe destacar que este tipo de problemática afecta principalmente a mujeres.
Las consecuencias para las víctimas van desde la pérdida del derecho y el honor, hasta trastornos en su vida laboral o familiar. Cabe destacar que la viralización llega a tales grados que muchas veces las mismas familias de las víctimas acceden a esos contenidos privados o íntimos.
Otra nueva modalidad de sexting es el doxing, que toma su nombre de la contracción de la palabra en inglés documents, que significa documentos, y refiere a la práctica de investigar, recopilar y publicar información privada y personal de un sujeto, generalmente para constatar la identidad del mismo.
Existen diversas variantes del doxing dependiendo de los objetivos para los cuales se realice. En este caso utilizaremos la denominación para hablar de la práctica habitual que suele verse en grupos de mensajería instantánea en donde se difunden fotos y videos de una persona (mayoritariamente mujeres) en una situación sexual privada e íntima, acompañadas de capturas de pantalla de las redes sociales, junto con otras fotos que revelan y constatan la identidad de la misma. Es decir, que una de las principales fuentes de información para esta modalidad son las redes sociales y la información pública que los usuarios dejan en la web.
Por este motivo, resulta imprescindible tomar medidas de precaución y cuidar la privacidad en cuanto a la información que se deja abierta al público en general.
Tomando las medidas necesarias, y evitando compartir datos personales y publicaciones, podremos prevenir y no ser víctimas de esta problemática.
CONSECUENCIAS DEL SEXTING
Como se dijo, las imágenes que se envían en situaciones de sexting son obtenidas muchas veces en forma voluntaria y enviadas a través de diversos dispositivos. Responden a un contexto específico, íntimo y sexual. Sin embargo, cuando esa imagen sale del contexto de origen y se publica en internet, surgen consecuencias impensadas para los protagonistas.
– Descontextualización de la situación: la imagen o video tiene lógica y sentido en el contexto desde el cual se pensó.
Por consiguiente, cuando se modifica esa situación y la imagen/video pasa a ser pública, los protagonistas suelen sentirse incómodos por la exposición.
– Exposición: la circulación de una imagen en la web genera que la reciban personas que no son los destinatarios originales. Cuantos más contactos vean la imagen, más expuesto/a estará el/la protagonista.
– Daño a la identidad o huella digital: un video o una foto privada expuestos en público pueden dañar la reputación web del/los protagonista/s. Como se explicó anteriormente, el hecho de que en internet sea muy difícil borrar la información permite que el material perdure a través del tiempo, exponiendo una situación que será relacionada con la identidad del protagonista en cualquier búsqueda online, presente o futura. Por esta razón, las publicaciones originadas en situaciones de sexting pueden dañar, en el presente o en el futuro, a los protagonistas del material.
Rol del adulto
Prevención del sexting
Producir imágenes, editarlas y compartirlas son algunas de las posibilidades que ofrecen las tecnologías. En este sentido, la solución a los problemas asociados con el sexting no proviene de prohibirles a los niños, niñas y adolescentes que se saquen fotos y se filmen, si no de dialogar sobre las posibles consecuencias de estas prácticas, entre otras cuestiones.
A continuación, algunas recomendaciones.
– Inmersos en la dinámica del presente absoluto, los niños, niñas y adolescentes no desarrollan por sí mismos estrategias de análisis crítico o conceptual, ya que para eso necesitan de los adultos. Por eso se vuelve imprescindible abrir el debate sobre la diferencia entre lo público y lo privado. Es recomendable indagar sobre las definiciones de privacidad de los chicos y chicas, y remarcar la importancia de cuidar aquello que se considera privado o íntimo, entendiendo a lo privado como propio. En ese sentido, así como se cuida un objeto material, se debe cuidar la información privada.
– Es necesario pensar antes de enviar datos personales, como fotos o videos con contenido sexual, ya que, una vez enviados, se pierde el control sobre su recorrido. Al compartir este tipo de materiales, debemos acordarnos de que pueden caer en manos de personas con malas intenciones que los distribuyan o incluso los editen y los hagan circular.
– Recordarles que deben evitar compartir, reenviar o difundir fotos o videos con contenido sexual de personas que no brindaron su consentimiento.
Como adultos tenemos la responsabilidad de inculcar prácticas de respeto al otro también en la web y, por lo tanto, educar a los chicos y chicas sobre lo importante que es preservar la imagen de los demás y evitar publicar o compartir materiales que la puedan comprometer.
– La utilización de contraseñas seguras ayuda a cuidar la información privada que esté alojada en dispositivos móviles. Teléfonos celulares, tabletas, notebooks y netbooks deben contar con sistemas de bloqueo, para evitar que personas indeseadas accedan a los materiales guardados. Las contraseñas seguras están formadas por una combinación de números, símbolos y letras mayúsculas y minúsculas.
Para mayor efectividad, deben ser cambiadas cada tres meses en promedio, y evitar compartirlas.
– Si se decide no usar la cámara web mientras se chatea, se recomienda taparla. Activar en forma remota una cámara web y capturar imágenes es una tarea sencilla. Por eso, recomendamos taparla para evitar que se tomen imágenes en contra de nuestra voluntad.
– Realizar una copia de seguridad de las fotos y borrarlas de los teléfonos celulares, tabletas o netbooks. Estos dispositivos pueden ser olvidados, robados o llevados a reparación y, por lo tanto, caer en manos de desconocidos, por lo que es recomendable no guardar en ellos información privada.
Cómo actuar frente a la circulación de las imágenes de sexting
– Reportar siempre las imágenes sexuales en la web de niños, niñas y adolescentes. Es una buena forma de cortar con su circulación. Tanto en redes sociales como en sitios de videos o blogs, contamos con opciones de denuncia y bloqueo de imágenes indebidas. Usarlas es una forma de ejercer nuestra ciudadanía digital. Tanto los adultos como los jóvenes, debemos difundir y utilizar estas herramientas.
– En el caso de material sexual sobre niños, niñas y adolescentes, se puede realizar una denuncia en las comisarías o fiscalías cercanas, como así también asesorarse legalmente para denunciar la publicación. (Ver recuadro al final de esta página).
Contenido inadecuado
Por otro lado, en la web circulan contenidos inadecuados como publicaciones ofensivas, violentas, actividades ilegales y contenido no apto para chicos y chicas (pornografía). Es importante reportar este tipo de contenidos.
Existen en los distintos sitios web mecanismos de denuncia para solicitar la baja de ciertos contenidos, o bien para ponerse en contacto con el dueño de las páginas para solicitarles que remuevan la información.
Los adultos pueden también, cuando se trata de información de niños y niñas, establecer filtros de seguridad en los navegadores que se utilicen, y así lograr que no se muestre contenido señalado para adultos o violento.