Autor Danilo Cravero, integrante de la asociación civil si nos reímos nos reímos todxs.

A pesar de que podamos creer que ya ha pasado el tiempo de toma de conciencia y sensibilización, este fenómeno no es solamente un conflicto escolar, hay que mirar más allá de la escuela y preguntarnos por la CONVIVENCIA EN GENERAL. Pero es hora de reconocer que la agresión existe y partiendo de allí, empezar a discutir ¿qué se hace con ello? Tomar medidas de acción, construir proyectos que nos ayuden a enfrentar más sanamente la realidad social, contextualizados en cada institución, ¡pero para eso, tiene que existir la INTENCIÓN de todos! Poder dar una respuesta colectiva a través de la respuesta temprana, oportuna y adecuada a cada caso.
No detectar una situación o, detectada, no asumir la tarea correspondiente, puede además tener consecuencias judiciales (como es noticia en estos días), sin perjuicio de las devastadoras en la persona afectada. Es importante entender que el daño causado por el bullying no se repara únicamente con medidas legales o resarcimientos económicos.
Si bien, en algunos casos extremos, es la última oportunidad para ser escuchados, mirados y que se preste la atención, recurriendo a acciones judiciales contra las instituciones educativas responsables, aunque esto no soluciona el daño ocasionado a la persona ni a la etapa crucial de la infancia o adolescencia que se ha visto afectada.
La verdadera oportunidad de aprendizaje y solución radica en la prevención y educación. Debemos promover una cultura de respeto, tolerancia y empatía desde temprana edad, enseñando a los niños, niñas y adolescentes a valorar la diversidad, a resolver conflictos de manera pacífica y a ser conscientes del impacto de sus palabras y acciones en los demás.
Las escuelas (como las familias) tienen un rol fundamental en la prevención del bullying, creando ambientes seguros, fomentando la comunicación abierta y estableciendo políticas claras de prevención e intervención. También es esencial involucrar a los padres, docentes, auxiliares y comunidad en general, brindando herramientas y recursos para abordar este problema de manera integral.
Lo sufren en la niñez, y es responsabilidad de todos los adultos evitarlo.
Preguntarse en cada escuela: ¿Cuándo se han reunido familias y escuelas para hablar para construir una respuesta, para promover en casa y en la escuela? Estamos hablando de la educación en valores, principios universales, construyendo esos protocolos visibles con los estudiantes y todos los actores de la comunidad educativa, con los recursos de cada escuela y de acuerdo a las complejidades de las mismas, todas son diferentes y cuentan con recursos. Luego, llevarlo a la práctica y tener un entrenamiento de ese protocolo, para obtener un feedback. ¿Cuántos docentes o no docentes, saben cómo intervenir frente a un caso concreto? Hace falta mucho trabajo, continuo y sistemático, capacitación, formación, escuelas para padres, para docentes. Sobre todo, tiene que haber ESTRUCTURAS VISIBLES en la escuela, que sepan a quién recurrir, que sepan quiénes se ocupan de la convivencia; aunque debieran pensar y creer que lo son todos.
Podemos hacer mucho como padres, como familiares, como docentes, no docentes y directivos, como institución… como solemos decir, no nos preguntemos porque pasa, o porque nos metemos en esta problemática, sino porque no hacemos algo para prevenirlo, porque existen personas con la responsabilidad de actuar y todavía no se involucran seriamente.
Si la problemática no está en agenda de los distintos niveles del Estado, queda en el voluntariado y la comunidad educativa abordar estas situaciones, en las cuales si se lograra coordinar con las áreas de trabajo sociales, educativas, etc se podrían lograr mejores resultados. No debemos olvidar que los agresores son víctimas al igual que los agredidos, y el contexto social está marcado mucho más que antes porque el deterioro vincular, familiar y social, que es muy grande. La escuela es el lugar donde se ven, como en una vidriera, todas las situaciones que muestran y a la vez encubren las estadísticas. Lamentablemente, se instala en la agenda de los medios los hechos perjudiciales que asombran; aunque en este momento son muchos quienes necesitan de todos nosotros, algunos no pueden avisarnos y otros que sí lo hacen no encuentran una respuesta pronta, adecuada y eficaz. Nos acompañan?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *